-¿Quién eres?
-¿Que quién soy? La pregunta es quién eres tú y en qué momento empezaste a hablarle a los espejos.
-Pero tú no eres un espejo. Si lo fueras, no podrías responderme.
-¿Estás segura de que soy yo y no tú la que responde?
-Pero yo no estoy hablando sola.
-¿Ves a alguien más en la habitación?
-Te veo a ti.
-¿Y quién soy yo sino tu propio reflejo?
-No lo eres. No te pareces a mí.
-Ah, ¿no? ¿Entonces?
-Entonces, ¿qué?
-Que quién eres.
-Eso te lo he preguntado yo a ti.
-No puedo decirte quién soy si no me dices quién eres.
-No conozco la respuesta. Por eso te la he preguntado a ti.
-Ah, ¿reconoces, pues, que somos la misma?
-No.
-¿Por qué no?
-Porque los espejos no hablan...
...Y lo rompió.
-¿Que quién soy? La pregunta es quién eres tú y en qué momento empezaste a hablarle a los espejos.
-Pero tú no eres un espejo. Si lo fueras, no podrías responderme.
-¿Estás segura de que soy yo y no tú la que responde?
-Pero yo no estoy hablando sola.
-¿Ves a alguien más en la habitación?
-Te veo a ti.
-¿Y quién soy yo sino tu propio reflejo?
-No lo eres. No te pareces a mí.
-Ah, ¿no? ¿Entonces?
-Entonces, ¿qué?
-Que quién eres.
-Eso te lo he preguntado yo a ti.
-No puedo decirte quién soy si no me dices quién eres.
-No conozco la respuesta. Por eso te la he preguntado a ti.
-Ah, ¿reconoces, pues, que somos la misma?
-No.
-¿Por qué no?
-Porque los espejos no hablan...
...Y lo rompió.