sábado, 26 de noviembre de 2011

Génesis



Y hoy, al fin, mi nacimiento es gris.
El aire huele a cristal, limpio, duro, blanco.
Mi Alfa y mi Omega se han convertido en perlas,
y mi piel tiembla de azules.
No hay música, ya no: los dorados violines de viento
se marcharon volando.
Ascendieron hasta este argénteo cielo,
que lanzó sus redes de ternura y tiempo para recogerlos.
Los mantendrá bañados en oro hasta la próxima función.
Y yo, aquí, envuelta en un  manto
que no me protege del frío.
Aire cristalino, miembros de nácar, índigos bramidos.
Mi felicidad estalla, y, al bajar, se congela en iris.
Porque hoy, al fin, mi nacimiento es gris. 


                                                                                                                    

2 comentarios: