jueves, 8 de diciembre de 2011

Espejo

Hace frío. Una fina llovizna cae sobre las calles. El cielo nos dedica una tímida sonrisa que asoma tras una nube. Los habitantes de los jardines han abierto sus ojos de cristal  y, desde oscuros rincones, observan el deambular de la gente, que ya no camina sola: su alter ego les acompaña, pegado a sus pies, desde el otro lado del mundo. Las matrículas de los coches cuentan historias. De los árboles se desprenden pequeños acróbatas que descienden haciendo sus mejores piruetas, sabiendo que cuando lleguen al suelo será su fin. Y, si uno pone atención en las farolas, se ven suspiros que se esfuman en el aire con el cambio de luz, o luces que matan alientos. Una densa niebla envuelve a los pocos osados que deambulan por las calles a esas horas, un telón que confunde y nos hace dudar de dónde estamos. Voces no muy claras murmullan por todas partes, como si conocieran los secretos del mundo y nos estuvieran tentando a sumergirnos en la bruma para que nos los puedan contar al oído.
Es una buena noche para hablar de poesía. 

3 comentarios:

  1. Dice Bukowski: there's a blue bird in my heart that / wants to get out / but I'm too clever, I only let him out / at night sometimes / when everybody's asleep.

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  2. Y dice Rilke:

    Im Jardin des Plantes, Paris

    Sein Blick ist vom Vorübergehn der Stäbe
    so müd geworden, dass er nichts mehr hält.
    Ihm ist, als ob es tausend Stäbe gäbe
    und hinter tausend Stäben keine Welt.

    Der weiche Gang geschmeidig starker Schritte,
    der sich im allerkleinsten Kreise dreht,
    ist wie ein Tanz von Kraft um eine Mitte,
    in der betäubt ein großer Wille steht.

    Nur manchmal schiebt der Vorhang der Pupille
    sich lautlos auf -. Dann geht ein Bild hinein,
    geht durch der Glieder angespannte Stille -
    und hört im Herzen auf zu sein.

    Sus ojos, de tanto mirar entre las rejas,
    están tan cansados, que ya no pueden ver otra cosa.
    Para él, es como si hubiera mil rejas,
    y tras esas mil rejas, no existiera el mundo.
    Camina en pequeños círculos, una y otra vez,
    y sus vigorosos pasos son como una danza ritual alrededor de un centro,
    donde una voluntad gigantesca yace paralizada.
    De vez en cuando, el telón de los ojos se levanta
    en silencio y penetra una forma,
    se desliza por la quietud tensa de los hombros,
    llega al corazón, y muere.

    (Traducción cutre sacada de la peli, pero se capta la esencia)

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  3. Dios, amo a Rilke con toda mi alma. Leíste las Elegías de Duino?

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